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viernes, 15 de agosto de 2014

EL BRINDIS DEL BOHEMIO (Manuel Bernal)

MANUEL BERNAL



Su nombre completo era Manuel Carlos Bernal Mejía, conocido como "El Declamador de América". nació el 3 de diciembre de 1901 en Almoloya de Juárez, México y falleció el 7 de enero de 1975.

Estudió en el Instituto Científico y Literario. En esa época ya ofrecía clases de literatura y declamación así como impartía cátedra de física y química en la Escuela Preparatoria Nacional. Posteriormente estudió 3 años Leyes y Medicina que abandonó para ingresar como corista a la Compañia de Opera de Bellas Artes.

Poseedor de una hermosa voz de barítono, incursionó en los caminos de la música formando dueto con los célebre Pedro Vargas y Miguel Aceves Mejía.

Don Manuel Bernal paseó su calidad por varios países de América, y por ende reconocido como "El más grande declamador de América"

Más de uno habrá derramado alguna lágrima al escuchar "El Brindis del Bohemio", "Por qué me quité del vicio" o "La Chacha Micaela"

Fuente: http://uricuaromusical.blogspot.com.ar/



En su homenaje te presento:


EL BRINDIS DEL BOHEMIO
Autor: Guillermo Aguirre y Fierro
Declama: Manuel Bernal



En torno de una mesa de cantina,
una noche de invierno,
regocijadamente departían
seis alegres bohemios.
Los ecos de sus risas escapaban
y de aquel barrio quieto
iban a interrumpir el imponente
y profundo silencio.
El humo de olorosos cigarrillos
en espirales se elevaba al cielo,
simbolizando al resolverse en nada,
la vida de los sueños.

Pero en todos los labios había risas,
  inspiración en todos los cerebros,
y, repartidas en la mesa, copas
pletóricas de ron, whisky o ajenjo.

Era curioso ver aquel conjunto,
aquel grupo bohemio,
del que brotaba la palabra chusca,
la que vierte veneno,
lo mismo que, melosa y delicada,
la música de un verso.
A cada nueva libación, las penas
hallábanse más lejos del grupo,
y nueva inspiración llegaba
a todos los cerebros,
con el idilio roto que venía
en alas del recuerdo.
Olvidaba decir que aquella noche,
aquel grupo bohemio
celebraba entre risas, libaciones,
chascarrillos y versos,
la agonía de un año que amarguras
dejó en todos los pechos,
y la llegada, consecuencia lógica,
del “Feliz Año Nuevo”…
Una voz varonil dijo de pronto:
—Las doce, compañeros;
Digamos el “requiéscat” por el año
que ha pasado a formar entre los muertos.
¡Brindemos por el año que comienza!
Porque nos traiga ensueños;
porque no sea su equipaje un cúmulo
de amargos desconsuelos…
—Brindo, dijo otra voz, por la esperanza
que a la vida nos lanza,
de vencer los rigores del destino,
por la esperanza, nuestra dulce amiga,
que las penas mitiga
y convierte en vergel nuestro camino.
Brindo porque ya hubiese a mi existencia
puesto fin con violencia
esgrimiendo en mi frente mi venganza;
si en mi cielo de tul limpio y divino
no alumbrara mi sino
una pálida estrella: Mi esperanza.
—¡Bravo! Dijeron todos, inspirado
esta noche has estado
y hablaste bueno, breve y sustancioso.
El turno es de Raúl; alce su copa
Y brinde por… Europa,
Ya que su extranjerismo es delicioso…
—Bebo y brindo, clamó el interpelado;
brindo por mi pasado,
que fue de luz, de amor y de alegría,
y en el que hubo mujeres seductoras
y frentes soñadoras
que se juntaron con la frente mía…
Brindo por el ayer que en la amargura
que hoy cubre de negrura
mi corazón, esparce sus consuelos
trayendo hasta mi mente las dulzuras
de goces, de ternuras,
de dichas, de deliquios, de desvelos.
—Yo brindo, dijo Juan, porque en mi mente
brote un torrente
de inspiración divina y seductora,
porque vibre en las cuerdas de mi lira
el verso que suspira,
que sonríe, que canta y que enamora.
Brindo porque mis versos cual saetas
Lleguen hasta las grietas
Formadas de metal y de granito
Del corazón de la mujer ingrata
Que a desdenes me mata…
¡pero que tiene un cuerpo muy bonito!
Porque a su corazón llegue mi canto,
porque enjuguen mi llanto
sus manos que me causan embelesos;
porque con creces mi pasión me pague…
¡vamos!, porque me embriague
con el divino néctar de sus besos.
Siguió la tempestad de frases vanas,
de aquellas tan humanas
que hallan en todas partes acomodo,
y en cada frase de entusiasmo ardiente,
hubo ovación creciente,
y libaciones y reír y todo.
Se brindó por la Patria, por las flores,
por los castos amores
que hacen un valladar de una ventana,
y por esas pasiones voluptuosas
que el fango del placer llena de rosas
y hacen de la mujer la cortesana.
Sólo faltaba un brindis, el de Arturo.
El del bohemio puro,
De noble corazón y gran cabeza;
Aquél que sin ambages declaraba
Que solo ambicionaba
Robarle inspiración a la tristeza.
Por todos estrechado, alzó la copa
Frente a la alegre tropa
Desbordante de risas y de contento;
Los inundó en la luz de una mirada,
Sacudió su melena alborotada
Y dijo así, con inspirado acento:
—Brindo por la mujer, mas no por ésa
en la que halláis consuelo en la tristeza,
rescoldo del placer ¡desventurados!;
no por esa que os brinda sus hechizos
cuando besáis sus rizos
artificiosamente perfumados.
Yo no brindo por ella, compañeros,
siento por esta vez no complaceros.
Brindo por la mujer, pero por una,
por la que me brindó sus embelesos
y me envolvió en sus besos:
por la mujer que me arrulló en la cuna.
Por la mujer que me enseño de niño
lo que vale el cariño
exquisito, profundo y verdadero;
por la mujer que me arrulló en sus brazos
y que me dio en pedazos,
uno por uno, el corazón entero.
¡Por mi Madre! Bohemios, por la anciana
que piensa en el mañana
como en algo muy dulce y muy deseado,
porque sueña tal vez, que mi destino
me señala el camino
por el que volveré pronto a su lado.
Por la anciana adorada y bendecida,
por la que con su sangre me dio vida,
y ternura y cariño;
por la que fue la luz del alma mía,
y lloró de alegría,
sintiendo mi cabeza en su corpiño.
Por esa brindo yo, dejad que llore,
que en lágrimas desflore
esta pena letal que me asesina;
dejad que brinde por mi madre ausente,
por la que llora y siente
que mi ausencia es un fuego que calcina.
Por la anciana infeliz que sufre y llora
y que del cielo implora
que vuelva yo muy pronto a estar con ella;
por mi Madre, bohemios, que es dulzura
vertida en mi amargura
y en esta noche de mi vida, estrella…
El bohemio calló; ningún acento
profanó el sentimiento
nacido del dolor y la ternura,
y pareció que sobre aquel ambiente
flotaba inmensamente
un poema de amor y de amargura.

4 comentarios:

  1. mi comentario es en el sentido de que los poemas, asi como las canciones, son el sentir del alma, por eso es hermoso dejar que los artistas y compocitores, difundan su inspiración para que la gente deje salir de su alma sus sentimientos más nobles y compartirlos con sus seres amados, felicidades.

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    Respuestas
    1. Gracias por su comentario. Seguiremos recopilando canciones y poemas que llegan al alma.
      Cordiales saludos y no deje de visitar nuestro blog!!
      Carola

      Eliminar
  2. Buenas noches. Disculpa la pregunta. Conoces el poema declamado por Manuel Bernal donde, si mal no recuerdo, personifica a Jesus en la cruz, protestando y cuestionando el por qué de su sacrificio. Lamentablemente no recuerdo el nombre y por eso no puedo encontrarlo en la web ni en YouTube. Gracias de antemano.

    ResponderEliminar
  3. Buenas noches Angel: El poema al que te refieres es "Mi cristo roto", autor Ramon Cue Romano. Creo que no existe una version recitada por Manuel Bernal, sin embargo te paso la del español Jose Antonio Cossio. Este es el vinculo: https://youtu.be/2wFyT6PZ2rA
    Si gustas ingresa en este vinculo: http://tinyurl.com/h53bj7f donde encontraras el E-book donde recopile toda la letra del poema, motivo de este mensaje. Disfrutalos!!
    Cordiales saludos y gracias por visitar este blog.

    ResponderEliminar

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